terça-feira

Presidente eterno. Cómo el líder de la autonomía de Madeira mantiene el control de la isla desde hace 30 años

A foto retrata um daqueles momentos em que o Al berto João Jardim, presidente do Governo Regional da Madeira - oferece pancada ao deputado José Manuel Coelho, PND-Madeira - que o acusou de desprezar a democracia, os valores de Abril e de seguida, cometeu o erro de ostentar a bandeira nazi-fascista no hemiciclo regional, facto que o impediu de entrar no Parlamento.
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FRANCESC RELEA 25/01/2009

Alberto João Jardim, 65 años, es un político fuera de lo común, que ostenta el récord mundial de permanencia en el poder por vía democrática. Nada menos que 30 años como presidente del Gobierno Regional de Madeira, entidad autónoma de soberanía portuguesa, ganando elección tras elección por mayoría absoluta. Sólo Muammar el Gaddafi acumula más tiempo como líder supremo de Libia (39 años), pero el coronel nunca se ha sometido al veredicto de las urnas.

Adorado y odiado, Jardim no deja indiferente a nadie. Su carácter histriónico y el talante caudillesco le llevan a despreciar, insultar e incomodar a sus adversarios políticos, y también a quienes están en su bando, el Partido Social Demócrata (PSD). Estas cualidades personales no son impedimento para que el presidente regional de Madeira sea miembro de las más altas instancias portuguesas, como el Consejo de Estado y el Consejo Superior de la Defensa Nacional.
Jardim es un producto genuinamente madeirense, catapultado a partes iguales por la Iglesia y el antiguo régimen. Durante la dictadura fue el protegido del hombre del salazarismo en Madeira, su tío Agostinho Cardoso, cuyo pensamiento derechista quedó reflejado en las columnas, a veces incendiarias, que publicaba en La Voz de Madeira, altavoz del dictador en la isla. Hoy, Jardim es el caudillo local del PSD, cuya versión madeirense poco tiene que ver con el primer partido de oposición a escala nacional en Portugal. En Madeira, son del PSD viejos cuadros del salazarismo que conservan cargos locales.
Treinta años en el poder y el pueblo le sigue votando. ¿Cuál es la clave del éxito? El dinero, en primer lugar. Madeira ha sido durante décadas la región portuguesa que, proporcionalmente, más se ha beneficiado de la solidaridad nacional y de la Unión Europea (UE). El régimen autonómico le permite recaudar íntegramente todos los impuestos que se pagan en el archipiélago, sin devolver nada a Lisboa; el Estado portugués aporta unos 300 millones de euros por año para compensar los efectos de la insularidad; y, durante décadas, la UE ha inyectado grandes sumas de dinero: 2.000 millones de euros en los fondos comunitarios de los últimos 15 años. Con este colchón, ¿quién no gana unas elecciones por mayoría absoluta? "En estas condiciones, ni el Papa sería capaz de derrotar a Jardim", dice el diputado socialista Carlos Pereira, uno de sus críticos más mordaces.
En medio del Atlántico, a 313 millas marinas de la tierra firme más próxima (la costa africana) y a dos horas de vuelo de Lisboa, está la isla de Madeira, con 200.000 habitantes. Otros 600.000 viven en el exterior como emigrantes, repartidos sobre todo entre Venezuela y Suráfrica. Destino tradicional del turismo de la tercera edad, con predominio británico, y escala de grandes cruceros que surcan el Atlántico, la isla ha cambiado de cara en los últimos 30 años, dejando atrás parte de la pobreza ancestral, con la construcción de túneles, viaductos y vías rápidas que permiten el acceso hasta las zonas más alejadas. La obra pública fue desde el primer día la gran apuesta de los Gobiernos de Jardim. Contaba para ello con los cuantiosos fondos recibidos desde Lisboa y Bruselas. "Con millones hago inauguraciones, con inauguraciones gano elecciones", fue el lema que le permitió triunfar por mayoría absoluta en nueve comicios consecutivos. Haciendo caso omiso a las recomendaciones del Tribunal Constitucional, las inauguraciones se han convertido en actos de campaña, con comidas pagadas a la población.
En Madeira, la línea que separa medios de comunicación y propaganda es imperceptible. El Telejornal de la cadena pública RTP Madeira es conocido popularmente como TeleJardim. De la decena de emisoras de radio privadas, todas reciben subsidios del Estado. El Jornal de Madeira, antaño propiedad de la Iglesia, es el único diario estatal en Portugal como instrumento de propaganda política. La ley impide que sea gratuito y se vende al precio simbólico de 10 céntimos.
"Jardim gana siempre porque tiene una maquinaria de propaganda gigantesca. Aparece todos los días en la televisión local, donde no existen los debates. La prensa está amordazada y hay miedo a informar", dice Carlos Pereira, portavoz del grupo socialista en el Parlamento regional, que vivió en carne propia el clima político agobiante para los disidentes que impera en Madeira. En 2005 era director del Centro Internacional de Negocios, zona franca libre de impuestos, cuando decidió competir por la alcaldía de Funchal en las municipales de aquel año. "Perdí tras una tremenda campaña del miedo. Pero lo más grave fue la persecución personal y discriminación social. Hasta el grupo de compañeros con los que corría los domingos se apartó de mí. Finalmente, lograron mi dimisión como director de la Zona Franca".
Los 30.000 funcionarios repartidos en dependencias de la administración regional, ayuntamientos y servicios de la República son un pilar fundamental del régimen de Jardim. Es una cifra que habla por sí sola para una población activa de 120.000 personas y que absorbe el 23,9% del presupuesto de Madeira. No es preciso preguntar por quién vota este ejército de burócratas en cada consulta electoral.
Los ministros rara vez comparecen para rendir cuentas. Y temas no faltan. La deuda global, por ejemplo, asciende a 3.000 millones de euros, que equivale a la mitad del PIB regional. Sí acude a la Cámara, en alguna ocasión, el presidente, a quien el reglamento le autoriza a hablar sin límite de tiempo y no le obliga a responder eventuales preguntas de los diputados. El debate brilla por su ausencia en un Parlamento que no ejerce sus funciones de fiscalización, y en cuya Mesa sólo está representado el PSD, partido oficialista. Sus señorías, además, no están sujetas a ningún régimen de incompatibilidades, caso único en Portugal, lo que les permite hacer negocios con o al margen del Gobierno.
"La democracia es una apariencia en Madeira",
afirma João Marques de Freitas, ex fiscal general adjunto, que reconoce que la manera de vivir tranquilo es "no meterse en política". Por eso, "mejor hablar de fútbol y de Cristiano Ronaldo".
Para anomalías, la registrada el mes pasado en una sesión plenaria de la Cámara, en la que el diputado José Manuel Coelho, del grupúsculo opositor Partido Nueva Democracia (PND), acusó al Gobierno de Jardim de "nazi-fascista", tras lo cual exhibió una bandera con la cruz gamada. Al día siguiente, agentes de seguridad privada impidieron la entrada del diputado en las dependencias parlamentarias.
La oposición, sea de izquierda o de derecha, coincide en que el régimen político de Madeira tiene todos los tics de una república bananera. En plena Europa. "El Gobierno confunde mayoría absoluta con poder absoluto", subraya José Manuel Rodrigues, presidente del Centro Democrático Social (CDS), el partido que ejerce como oposición de derecha.
Pese a la unanimidad de las críticas, que el presidente Jardim ha rehusado comentar en las páginas de este periódico, en 30 años no ha cuajado un frente opositor. La explicación, probablemente, no hay que buscarla en Madeira, sino en Lisboa, donde hay un gran desconocimiento y desinterés sobre lo que ocurre en aquella isla en el Atlántico. "No hay voluntad política de mirar a Madeira como parte de Portugal",
lamenta Carlos Pereira.
Obs: Deixo apenas umas notas suscitadas por este interessante e lúcido artigo do El País. Creio que não foi nenhum jornalista da Lusa que o redigiu.
A 1ª é o sentimento de alguma "claustrofobia democrática" e política que o actual presidente do Grupo Parlamentar do PSD, Paulo Rangel, deve estar a sentir ao ler este artigo do El País. Rangel deve estar a dizer para os seus botões: "eu, desta vez, tenho de ser corajoso e denunciar aquelas arbitrariedades, sob pena de ser julgado para a história como mais um deputado cobarde porque vive com medo de enfrentar as injustiças, as injúrias e as ofensas - além dos atentados diários à democracia - proferidas por aquele líder regional do PsD".
A 2ª sensação com que fiquei após a leitura deste artigo foi imaginar o que pensaria Cavaco Silva, actual PR, e concluí, à luz dos factos conhecidos, que o PR deve sentir-se profundamente desconfortável porque utilizou, desde que está no poder, dois pesos e duas medidas em relação às ilhas. Ou seja, com a Madeira foi omisso e benevolente, e com os Açores ríspido e pró-activo. O resultado é conhecido. Ora, dum PR espera-se equidade para com as regiões e os cidadãos de todo o território nacional, independentemente de uns alinharem com o Al berto e outros integrarem outras filiações partidárias.
A 3ª impressão com que fiquei foi notar um certo contraste entre aquilo que alguma intelectualidade - jornaleira e até blogueira - diz e pensa de Sócrates e o que pensa e diz do caudilho da Madeira. Não é raro ver alguns académicos fingirem não terem pensamento relativamente às arbitrariedades cometidas por Al berto, em matéria de silenciamento da oposição, relacionamento com os media, adjudicação de obras e concursos públicos e o mais...
Também aqui, o geronte da Madeira beneficia de algum silêncio comprometedor da parte de alguma academia (com memória selectiva) que goza e usufrui dos benefícios proporcionados pela ilha de Al berto - quando os convida a realizar seminários, conferências, festivais e jogos florais conexos com a finalidade de branquear aquele as práticas políticas insulares daquele dinossauro anti-democrata que já se mantém no poder desde o 25 de Abril. Uma "lição de rotatividade" democrática...
Dito isto, é uma pena registar a cobardia desses académicos, doutores e catedráticos que falam com voz grossa do poder em funções, que respeita a democracia pluralista e o estado de direito (temos até um PM que vai semanalmente ao Parlamento e até alterou o Regimento da AR para poder beneficiar a oposição nos tempos parlamentares. É arrogante..., Pois, já sei. Ganha todos os debates parlamentares, não é!!! Essa mesma classe, essa mesma intelligentzia não tem a coragem de cunhar políticamente aquilo que o Al berto da Madeira é: alguém visceralmente anti-democrata que administra os recursos da ilha, inclusive as pessoas, como uma mera extensão do seu quintal.
Se esses sábios letrados fizerem a mais leve crítica ao caudilho da Madeira sabem que já não serão mais convidados para conferenciar, então alguma dessa intelligentzia opta por comer o tal prato de lentilhas e finge que não vê. Assobia ao cochicho, como diria o outro nas missas de Domingo.
No fundo Al berto fez aquilo que qualquer gestor de uma PME do Vale do Ave faria com metade dos recursos que aquele recebeu no decurso destes 30 anos em que está no poder.
Al berto, como o El País refere, e não é novidade para ninguém, é um caudilho com uma cultura política tipicamente sul-amricana. Com uma organização quase-militar - representada no aparelho burocrático da (sua) Administração Pública e dos serviços que alimenta e de quem faz a sua principal clientela e mola logística -. É disso que depende os canais de mobilidade vertical social na ilha de Al berto João Jardim.
Naturalmente que ele também tem um certo carisma, faz de palhaço no carnaval, trata por tu as pessoas na rua, despacha o valente bacalhau acompanhado da palmadinha nas costas (muito apreciado pelo povo madeirense ainda muito próximo entre si nas suas relações de convivência), é padrinho de emprego de centenas/milhares de pessoas, é o principal condutor das suas tropas, tem uma personalidade histriónica e border-line - que impede que mais alguém possa brilhar ou rivalizar em atenção com ele, faz gala em arruinar e injuriar públicamente qualquer líder da oposição. Eis o seu código de valores político.
Enfim, é todo um poder "carismático" sui generis que, certamente, a cultura política (decadente, sectária e facciosa) de José Pacheco Pereira será capaz de explicar num destes dias no programa da SIC - Quadratura do Círculo.
Mas além de autoritário, Al berto da Madeira é também paternalista, tutor, o que faz dele um "armazém" de confiança por parte daqueles que empregou e não esquecem os favores. São esses que estão sempre dispostos a estender-lhe a passadeira vermelha, e até a sacrificar-se - se necessário for, sem uma única vez pensarem pelas suas próximas cabeças. Daí a adesão incondicional que o seu séquito lhe (de)vota.
É óbvio que há obra feita e isso não pode nem deve ser ocultado. De resto, o próprio Jaime Gama, já sinalizou a evolução do seu próprio pensamento insular relativamente ao caudilho. Mas seria interessante conhecer os indicadores de desenvolvimento social e humano da ilha para medir o analfabetismo e a iliteracia cultural ainda existente na Madeira, pólo de divertimento só para alguns, especialmente uma 3ª Idade que da Europa do Norte (rica) demanda o microscosmo da ilha para se divertir e feriar - ante os indígenas que nem dinheiro têm para comer.
Numa palavra: na América Latina o conceito caudilho ainda continua a ser usado como sinónimo de cacique, designando chefes de partido locais, ou de aldeia com caracaterísticas populistas e demagógicas que gozam da aquiescência local - porque vivem paredes meias - num cruzamento de interesses privados e públicos sem fronteira - e onde essa rede usufrui dos benefícios públicos - que controlam.
Mas não podemos esquecer que mesmo durante a Guerra Civil espanhola (1936-39 - que foi o ensaio geral da II GM) - os partidários do franquismo designavam oficialmente o seu chefe de Caudillo - ainda que sem recorrer à tradição latino-americana. Então, o lema das forças anti-republicanas durante a Guerra Civil (1936-39) era: una fe, una patria, un caudillo.
Presentemente, até porque estamos a Comemorar o Centenário da República - seria muito interessante desenvolver investigação social e política aplicada ao study-case da Madeira e ver em que medida esses paralelos com a história ainda fazem sentido.
Ainda que o grande problema de Al berto seja o da sua própria suscessão.
Em Cuba isso resolveu-se colocando o irmão no poder.
Na "republica das bananas" creio que esse expediente não funcionaria.
Nem sei se ele tem irmão...
  • PS: Tenho para mim que uma das razões pelas quais a Madeira se encontra como está, em letargia e sem "oposição", decorre do facto de não ter - já não direi um grupo de comunicação - mas ao menos um jornal diário ou semanário verdadeiramente INDEPENDENTE da teia teleguiada pelo caudillo. Um meio de comunicação - que para funcionar no mercado não careça das ajudas, subsídiosou esmolas do aparelho politico-económico controlado por Al berto João Jardim.
    Aqui "oposição" não é de teor partidário, mas ligada ao revigoramento da sociedade civil - que hoje praticamente não existe. A massa crítica da Madeira está toda racionalizada e enquadrada pelo PSD, e isso asfixia a ilha. Até no plano cultural... A outra emigrou para a terra de Barack Obama - e só lá regressa para férias e revisitar a família que ficou.
    Ora, se certos jornais atravessam uma profunda crise de vendas no continente (pela natural retracção do mercado e falta de credibilidade de alguns jornais), - o sol, por ex., está mesmo em regime de pré-insolvência, seria uma boa aposta para Joaquim Coimbra e outros empreendedores do psd - apostarem naquele segmento regional. Até porque Al berto já está em fim de ciclo.
    O Público do engº Belmiro também poderia encontrar alí uma 2ª via de afirmação editorial - com o sr. José Fernandes a teorisar a democracia post-Al berto.
    Ou até mesmo o El País - que é um jornal espanhol (e europeu) - e que me lembre, o Alberto só não permite a entrada na ilha aos chineses...